La transición a servicios e infraestructuras sostenibles implica:

• Reducir las emisiones de carbono.
  • El 60 por ciento de los edificios que existirán en 2030 aún están por construirse. Dos tercios de ellos estarán en el sur global (IRG 2016, p.24). Esto presenta una gran oportunidad para reducir el desperdicio de energía mediante la construcción de nuevos edificios eficientes.
• El 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de las ciudades (Protocolo de GEI 2015). La reducción de emisiones conducirá a ciudades más habitables.

• Contener la expansión urbana
  • Cada año se pierden 5.11 billones de dólares debido a la congestión del tráfico y la contaminación del aire, que también estuvieron relacionados con el 7.6 por ciento de las muertes en todo el mundo en 2016 (Banco Mundial 2016; QUIEN 2016). El desarrollo sostenible puede reducir los costos relacionados con la salud.
• El crecimiento urbano conduce a la expansión de las redes de carreteras que permiten la expansión urbana, pero los altos costos y la disponibilidad de suelo pueden limitar esto. La creación de densidades apropiadas a través de estrategias de desarrollo orientadas al tránsito permite una actividad económica más concentrada.

• Garantizar vivienda y servicios básicos
  • Demasiadas personas carecen de acceso a servicios básicos. Unas densidades de vivienda más apropiadas permiten inversiones más rentables en energía y agua y una mejor conectividad de los sistemas de transporte.

Una mayor inversión en infraestructura y servicios sostenibles conducirá a un uso más eficiente de los recursos financieros, a una reducción de los costos de capital con el tiempo y a una mayor actividad económica que ampliará la base impositiva.

Una transición más rápida ayudará a las ciudades a adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático y, al mismo tiempo, brindar infraestructura y servicios básicos.