Priorizar las posibles acciones climáticas que, en combinación, lograrán el objetivo. Las prioridades deben guiarse por los resultados del inventario de emisiones y la revisión de las acciones existentes.
Las ciudades también deberían considerar la disponibilidad de financiamiento, los aportes de las partes interesadas, el equilibrio de la adaptación climática con los objetivos de mitigación y las sinergias con las prioridades de desarrollo local.